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VIII Novena a María Santísima de los Remedios


VIII NOVENA A

MARÍA SANTÍSIMA

DE LOS REMEDIOS




PATRONA DE LA VILLA DE CÁRTAMA



Por la señal de la santa cruz….
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos. 
Líbranos Señor, Dios nuestro. 
En el nombre del Padre y del hijo y del Espíritu Santo.
Amen.

https://sanpedrocartama.blogspot.com/2020/02/bienvenidosas_29.html
ACTO DE CONTRICCIÓN


PRIMERA ORACIÓN 


Para todos los días a Dios Nuestro Señor


Eterno Dios Todopoderoso, Señor del Cielo y de la Tierra, Suma bondad, uno en Esencia y Trino en Personas, que con la gracia y operación de tu Espíritu Divino, preparaste el cuerpo hermoso y el alma preciosísima de la gloriosa Virgen y María Santísima Señora Nuestra, para que mereciera hacerse digna habitación y celestial palacio de tu Hijo Unigénito en el mundo, llenándola, colmándola y enriqueciéndola en todos los instantes de su vida de indecibles gracias, dones y méritos, para que fuese trasladada en cuerpo y alma a los Cielos, y exaltada sobre los nueve Coros de las Jerarquías Angélicas, y colocada en la primera silla a la mano derecha del Rey de los Reyes y Señor de los que dominan, y desde esta altura viese y remediase nuestras necesidades: por aquella gloria que tuviste en este día, y experimentaron los Príncipes y Ciudadanos de tu Corte, te suplicamos, Señor, rogamos y pedimos, que por la intercesión piadosa de tan Divina Patrona y Abogada, seamos liebres de todos los males espirituales que nos rodean rituales y corporales que nos rodean, y de la eterna muerte que nos amenaza por nuestras culpas, dándonos un eficaz, estable y firme aborrecimiento de ellas, y un verdadero y puro amor de tu hermosura, para poder celebrar, alabar y bendecir dignamente la gloria de la Santísima Madre del Supremo Rey de la Gloria y Altísimo Señor de las virtudes, que contigo vive y reina verdadero Dios, en unidad del mismo Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. 
Amén

Ave María (3)
Gloria (1)
Dios te Salve, María, llena eres de Gracia.
El Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y Bendito es el fruto de tu vientre Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amen



Lectura del santo evangelio según san Juan (7,40-53): 


En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: «Este es de verdad el profeta». Otros decían: «Este es el Mesías».  Pero otros decían: «¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?». Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.  Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron: «¿Por qué no lo habéis traído?». Los guardias respondieron: «Jamás ha hablado nadie como ese hombre». Los fariseos les replicaron: «También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos».
Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: «¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?». Ellos le replicaron: «¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas». Y se volvieron cada uno a su casa. 



Palabra del Señor


8º DIA DE NOVENA

Purificarte humilde,
Virgen, quisiste,
Y con Madres manchadas
Te confundiste:
Haz pues, que sin reserva
La Ley cumplamos,
Y antes de quebrantarla
Que perezcamos.
Salve María,
De este Pueblo Patrona
Esclarecida.


La Expectación de María Santísima exaltada sobre el coro de los Querubines


Piadosísima Señora y Madre nuestra, Reina sapientísima exaltada sobre el alto Coro de los Querubines, en los cuales con la plenitud de la ciencia, resplandece la altísima contemplación de las divinas verdades, Madre de la Sabiduría Divina, elevada sobre estos altos Príncipes, en premio de aquella devotísima contemplación que te infundió el Espíritu Santo, cuando en el Templo el día de tu bendita Purificación, en la persona de tu Divino Hijo, pasó de tus brazos a los del Santo Simeón, todo el tesoro de las riquezas de la sabiduría y ciencia de Dios: humildemente, soberana Señora, te pedimos, que por tu intercesión venga a nuestros entendimientos la asistencia del Divino Espíritu, para que ilustrados con su celestial luz, meditemos y contemplemos continuamente los altos misterios de la pasión, muerte, resurrección y gloria de tu Hijo Santísimo, y traspasados nuestros corazones de la aguda espada de tu inmenso dolor, por estos pasos logremos llegar a la compañía de los Querubines Espíritus, para contemplar con visión clara la Divina hermosura, adorándola y alabándola en presencia tuya por todos los siglos de los siglos.  
Amen



TERCERA ORACIÓN 



Para todos los días


Soberana Emperatriz de los Cielos, alegría y recreo de sus Cortesanos, Señora de las Jerarquías Angélicas, Cielo del Cielo, animado Trono, Templo y Sagrario vivo de la Santísima Trinidad, Altar excelso del refugio humano, Tesorera del poder Divino, Mar de todas las gracias, Río de las piedades y misericordias, Pozos de aguas vivas, Fuente señalada y sellada de todos los Remedios, Iris de las iras de Dios, Cándida Paloma que trajiste al Arca de tu Iglesia la mejor oliva de la paz, Nave del Mercader Divino que desde las alturas del cielo condujiste al Mundo el Pan de los Ángeles para que lo comieran los hombres, alivio de los necesitados, consuelo de los afligidos, salud de los enfermos, estrella fija de los que navegan, guía segura de los que caminan, y en una palabra, Madre de Dios y Madre de tu Pueblo, fiel remedio y medicina de todos los males: por aquella gracia con que tuviste nueve meses al Verbo Divino encerrado en tu virginal vientre, y por aquella gloria con que fuiste recibida en el Cielo de tu Hijo Santísimo, festejada y celebrada y aplaudida de los nueve Coros, de sus santos Príncipes, tus nobles vasallos, y exaltada sobre todos ellos al Reino Celestial: a ti, Señora, Madre misericoriosísima, al ti clamamos tus humildes hijos, principalmente por la exaltación y extensión del Nombre de Jesús y de su Iglesia, por la salud, acierto y felicidad de la Cabeza visible de ella el Sumo Pontífice, de nuestro Prelado Ilustrísimo, de tus sacerdotes y ministros.  A ti suspiramos tristes y afligidos, consoladora y remediadora del mundo, por el remedio, consuelo y alivio de todas nuestras tribulaciones y necesidades, especialmente aquellas que nos obligan más para los ruegos, clamores y súplicas de esta novena, si ha de ser para honra y gloria de Dios y bien de nuestras almas.  Amen

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