El dogma de la Iglesia Católica sobre Jesucristo es uno de los pilares fundamentales de la fe católica y se basa en las enseñanzas de la Sagrada Escritura y en las decisiones de los concilios ecuménicos, en particular el Concilio de Calcedonia en el año 451. Este dogma afirma que Jesucristo es verdaderamente Dios e Hijo unigénito de Dios, y al mismo tiempo, es verdaderamente hombre nacido de María. Este concepto, conocido como la "hipóstasis" de Cristo, significa que en Jesucristo, hay dos naturalezas perfectas, divina y humana, sin confusión ni mezcla, que conforman una única persona divina.
El fundamento de este dogma se encuentra en la Revelación divina contenida en la Biblia. En el Evangelio según San Juan, se nos dice que "En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios... Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" (Juan 1:1, 14). Esto claramente afirma la divinidad de Jesucristo, que es la Palabra de Dios hecha carne. Además, el Evangelio de Mateo narra el anuncio del ángel a María, donde se le dice que concebirá a un hijo por obra del Espíritu Santo y que su hijo será llamado "Hijo del Altísimo" (Mateo 1:23). Esto confirma la verdad de la naturaleza divina de Jesús.
La Iglesia Católica, en su papel de custodia de la fe cristiana, ha proclamado este dogma en concilios ecuménicos para salvaguardar la integridad de la enseñanza cristiana. El Concilio de Calcedonia, en particular, fue crucial para definir y clarificar la doctrina sobre la naturaleza de Jesucristo. Esta declaración fue esencial para refutar las herejías que surgieron en ese tiempo, como el monofisismo, que negaba la naturaleza humana de Cristo, o el nestorianismo, que negaba la unidad de la persona de Cristo. La proclamación de este dogma asegura que los creyentes católicos comprendan que Jesucristo es el Salvador perfecto, siendo plenamente Dios y plenamente humano, capaz de redimir a la humanidad del pecado.
- Jesucristo como verdadero Dios y verdadero Hombre: El Concilio de Calcedonia, celebrado en el año 451 d.C., proclamó la naturaleza dual de Jesucristo. Según la fe católica, Jesucristo es verdaderamente Dios, el Hijo unigénito de Dios, y al mismo tiempo, es verdaderamente hombre, nacido de la Virgen María. Esta verdad se basa en las Escrituras y en la Tradición apostólica. La divinidad de Cristo se encuentra en pasajes como Juan 1:1, donde se dice que "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios". Además, su humanidad se manifiesta en su nacimiento en Belén, su vida terrenal y su muerte en la cruz.
- Consubstancial al Padre según la divinidad y consubstancial a nosotros según la humanidad: Este lenguaje teológico es crucial para comprender la naturaleza de Jesucristo. Significa que Jesucristo es de la misma sustancia que el Padre en su divinidad y, al mismo tiempo, es de la misma sustancia que nosotros en su humanidad. Esto enfatiza su plena divinidad y su plena humanidad sin mezcla ni confusión.
- La unidad de las dos naturalezas en una única persona divina: Esta es una parte esencial del dogma calcedoniano. La Iglesia Católica enseña que en Jesucristo, estas dos naturalezas, divina y humana, están unidas en una sola persona, la persona del Verbo de Dios. Esta enseñanza es fundamental para comprender cómo Jesucristo puede ser nuestro mediador y redentor, ya que solo alguien que es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre puede cumplir esta función.
- Los dogmas como verdades incuestionables: Los dogmas católicos, incluido el dogma de Jesucristo, son considerados verdades absolutas e incuestionables. Están basados en la revelación divina y la autoridad de la Iglesia. La Iglesia, a lo largo de su historia, ha afirmado estas verdades a través de concilios y pronunciamientos papales, y han sido sostenidas como el fundamento de la fe católica.
- La importancia de los otros dogmas: Además del dogma sobre Jesucristo, la Iglesia Católica proclama otros dogmas que son igualmente fundamentales para la fe católica. Los dogmas sobre Dios, la creación, María, el Papa y la Iglesia son todos aspectos esenciales de la doctrina católica que ayudan a los fieles a comprender y vivir su fe de manera más plena.
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