Querido Señor Sacramentado, mi Jesús, quiero expresar mi gratitud eterna hacia ti por ser el don más grande que has dado a tu Iglesia. Tu presencia en el Altar es algo que anhelamos con todo nuestro ser. Nos atraes hacia el Comulgatorio como un imán, y una vez que estamos cerca de tu Sagrario, no queremos soltarnos.
Cuando experimentamos esta cercanía contigo, podemos afirmar con total sinceridad que nuestra vida es Cristo. Ya no vivimos para nosotros mismos, sino que permitimos que tú, Cristo, vivas en nosotros de manera constante y eterna.
Me pregunto, Señor, cómo puedo agradecerte lo suficiente por tu amor inmenso. He tomado la decisión de entregarte mi vida por completo. Te entrego mi libertad, para que la guíes según tu voluntad. Te entrego mi memoria, para que recuerde siempre tu amor y tus enseñanzas. Te entrego mi entendimiento, para que pueda comprender tu sabiduría y seguir tus caminos. Y te entrego toda mi voluntad, para que sea moldeada por tu amor y tu propósito.
Que tu luz y tu amor siempre nos acompañen. Amén. 🌈
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