Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.
Juan 5:26-27).
El Padre encomendó todo el juicio a su Hijo. Cristo declarará cuál será la recompensa de la lealtad. “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo... y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre”
(Juan 5:22, 27).
Cristo aceptó la humanidad y vivió en esta tierra una vida pura y santificada. Por esta razón recibió el nombramiento de juez. La persona que ocupa la posición de juez es Dios manifestado en carne. Qué gozo será reconocer a aquel que es nuestro Maestro y Redentor, el que todavía exhibe las marcas de la crucifixión de las cuales proceden rayos de gloria que dan un valor adicional a las coronas que los redimidos reciben de sus manos: esas mismas manos que se extendieron en señal de bendición sobre los discípulos en el momento de la ascensión. La mismísima voz que dijo: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”
(Mateo 28:20),
Les da la bienvenida a los salvad! os ante s u presencia.
El mismo que dio su preciosa vida por ellos, que por su gracia impulsó sus corazones al arrepentimiento, que los despertó a su necesidad de arrepentirse, ahora los recibe en su gozo. ¡Oh, cómo lo aman! La realidad de su esperanza es infinitamente mayor de lo que esperaban. Su gozo está completo, y tomando sus brillantes coronas las depositan a los pies del Redentor.
El juicio se llevará a cabo de acuerdo con las normas que Dios ha establecido. Todos serán juzgados por la ley que muchos han rehusado aceptar. Puesto que el carácter ha de ser probado por ella, cada persona encontrará el lugar que le corresponde en una de dos clases. O demostrará ser santo al Señor mediante la obediencia de su ley, o exhibirá las manchas del pecado debidas a la transgresión... El Señor colocará a las ovejas a su mano derecha, y los cabritos a la izquierda.
Hombres y mujeres reconocerán que su destino ha sido decidido por sus propias acciones.
A Cristo le ha sido entregado todo el juicio, porque es el Hijo del Hombre. Nada escapa a su conocimiento.
No importa cuán elevada sea la jerarquía y cuán grande sea el poder de los apóstatas espirituales, Uno más alto y mayor ha llevado el pecado de todo el mundo.
Es infinito en justicia, en bondad y en verdad.
Tiene poder para resistir a los principados, a las potestades y a las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Armado y equipado como el Capitán de las huestes del Señor, viene al frente en defensa de su pueblo.
Su justicia cubre a todos los que lo aman y confían en él. Como General de los ejércitos preside a la hueste celestial para que esté como un muro de fuego alrededor de su pueblo. Unicamente él es juez de la justicia de ellos, porque los creó y los redimió a un precio infinito para él.
El velará para que la obediencia a los mandamientos de Dios sea recompensada y los transgresores reciban el pago de acuerdo con sus obras.
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