No pierdas la esperanza.
Hay momentos en que resulta difícil creer en el futuro, en que temporalmente nos falta valor. Cuando esto ocurra...
Concéntrate en el presente.
Cultiva la pequeña dicha hasta que regrese el valor.
Aguarda con ilusión la belleza del siguiente instante, de la siguiente hora; la promesa de una buena comida, del sueño de un libro, de una película; la probabilidad de que esta noche brillen las estrellas y mañana resplandezca el sol.
Hunde tus raíces en el ahora hasta que crezca en ti la fuerza suficiente para pensar en el mañana.
No pierdas la esperanza.
Gracias a Dios por este nuevo día
porque Él nos regala sus bendiciones,
nos llena de gozo y fuerza
en medio de los desafíos diarios.
Hoy le pedimos a Dios
que nos renueve,
que nos dé un limpio corazón,
un espíritu alegre y fiel a él.
Gracias a Dios porque
con Él todo lo podemos hacer bien,
es el que nos guía y nos bendice
para que andemos en su voluntad.
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