Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Efesios 5:1-2
Ayer hablamos acerca de ser un siervo de Dios y no un complaciente de hombres. Esto lleva a cuestas a la derecha de esta. Un siervo de Dios es un imitador de Dios. Es decir, caminan a la manera que a Él le agrada. (Recuerde que la única manera de agradar a Dios es vivir por fe. (Hebreos 11:6) Gálatas 5:6 nos dice que: la fe obra a través del amor incondicional. Entonces, si vamos a ser imitadores de Dios y siervos de Dios, entonces debemos caminar en amor incondicional. Ahora, necesito regresar a la definición de amor incondicional que se encuentra en 1 Corintios 13:4-7 en la Traducción Amplificada, que es cómo te ama Jesús. “El amor es duradero y es paciente y bondadoso; el amor nunca es envidioso ni se desborda de celos, no es jactancioso ni vanaglorioso, no se muestra altivo. No es engreído (arrogante e inflado con orgullo); no es grosero (mal educado) y no actúa de manera indecorosa. El amor (el amor de Dios en nosotros) no insiste en sus propios derechos ni en su propio camino, porque no se busca a sí mismo; no es quisquilloso ni irritable ni resentido; no tiene en cuenta el mal que se le ha hecho [no presta atención a un mal sufrido]. No se regocija de la injusticia y la injusticia, sino que se regocija cuando prevalece el bien y la verdad. El amor soporta cualquier cosa y todo lo que viene, está siempre dispuesto a creer lo mejor de cada persona, sus esperanzas son inmarcesibles en todas las circunstancias, y lo soporta todo [sin desfallecer].” Ahora, así es como obtiene el amor incondicional al frente de su pensamiento. Medite en ello. Memorícelo y considere cómo puede aplicarlo a la próxima persona que vea o conozca. Ser un imitador de Dios no es fácil pero tampoco es imposible. Simplemente se necesita un tipo de pensamiento diferente al que emplea el mundo.
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