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Amonestar, animar, sostener y ser longánimes

 Amonestar, animar, sostener y ser longánimes 1 Tesalonicenses 5:11 Por lo cual, consolaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis. 14 También os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los que andan desordenadamente, a que consoléis a los pusilánimes, a que sostengáis a los débiles, a que seáis longánimes para con todos. 

Efesios 4:2 Con toda humildad y mansedumbre, con longanimidad, soportándoos los unos a los otros en amor. 

En el versículo 14 Pablo también nos alienta a consolar a los pusilánimes. Literalmente, la palabra griega traducida “pusilánimes” significa de poco ánimo. Se refiere a ser estrecho y débil en la capacidad de la mente, de la voluntad y de la parte emotiva. Los que son de poco ánimo tienen una muy limitada capacidad para soportar los sufrimientos o dificultades. Entre los santos hay algunos que de nacimiento tienen poco ánimo. Tales personas necesitan ser confortados, consolados. En el versículo 14 Pablo también nos alienta a sostener a los débiles. Los débiles aquí probablemente se refieren a los débiles en general, quienes son débiles ya sea en su espíritu, en su alma, o en su cuerpo, o que son débiles en la fe (Ro. 14:1; 15:1). 

Algunos santos entre nosotros son débiles. Tal vez sean débiles en su cuerpo o en su espíritu, débiles de corazón o de voluntad. Algunos son débiles en su fe o débiles en la oración. ¿Qué haremos con estos débiles? Según lo que dice Pablo, debemos sostenerlos. En el versículo 14 Pablo nos exhorta a ser longánimes para con todos. Esto implica que en una iglesia local, además de los que andan desordenadamente y necesitan amonestación, se encuentran algunos que son de poco ánimo y necesitan consolación, y algunos que son débiles y necesitan ser sostenidos; todos los miembros, de alguna manera, pueden cuasar problemas y necesitan que seamos longánimes para con ellos.

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