UN CREYENTE FORJADO
"Los creyentes inmaduros"
Texto clave: “respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; ÉL OS BAUTIZARÁ EN ESPÍRITU SANTO Y FUEGO” San Lucas 3:16.
La forja es un proceso que consiste en cambiar la forma de un metal caliente por medio de golpes de un martillo pilón o por presión en una prensa.
En el curso del forjado, el metal se hace más denso y se eleva sus propiedades mecánicas.
También se realiza el forjado a mano, este se realiza en un yunque, donde se usa un mazo pesado para darle forma al metal.
El siguiente procesos es el templado, este es un proceso térmico que se emplea para incrementar la dureza de las aleaciones de hierro.
Cuatro elementos necesarios para darle forma a la vida cristiana, para su proceso de formación:
1. Herrero – Jesús
2. Metal – Creyente
3. Fuego – Presencia de Dios
4. Aceite – Llenura del Espíritu Santo
El Señor Jesús para darle forma y restaurar la vida del creyente, debe saber que tiene que estar en las manos de su Señor, para que este le de la limpieza que necesita.
Hay muchos creyentes que no se dejan tocar del Señor Jesús, pues ponen su mirada en otras cosas de este mundo, aunque asisten a la iglesia su cuerpo está ahí pero su espíritu o sus pensamientos no están conectados con la palabra de Dios. La biblia dice:
“Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.” San Mateo 8:3.
“Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado” San Juan 15:3.
Es así de sencillo, cuando dejamos que el Señor Jesús nos toque y estemos atentos a sus palabras, recibiremos un cambio en nuestro semblante por la limpieza que ha hecho en nuestras vidas.
El proceso no termina allí, creo que una de las más grandes dificultades para los creyentes es entrar en el fuego de Dios. Un creyente para que reciba una buena forja debe estar en el fuego de Dios, solo así recibirá la forma que Dios quiere darle a su vida. Por algo el Señor dijo por medio del apóstol Pablo:
“No apaguéis al Espíritu” 1 Tesalonicenses 5:19.
“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos” 2 Timoteo 1:6.
El aceite es el proceso de poder y dureza, por la que tiene que pasar el creyente, mediante este proceso recibirá la aprobación de Dios para ser su testigo y hablar con denuedo la palabra de Dios, la biblia dice:
“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” Hechos 1:8.
“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” Hechos 4:31.
Después viene la parte más importante que es la prueba que dirá si el creyente está bien forjado en todo este proceso, donde se convertirá en una inquebrantable y útil herramienta en gloria y honra para Dios, pasando por diferentes pruebas, el apóstol Pablo dijo:
“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” 1 Pedro 1:6-7.
Por esta razón hay creyentes que no han tenido un cambio en sus vidas, porque cuando están en el proceso de la forja o del yunque recibiendo los golpes o el fuego de la prueba, escapan de las manos del herrero y forjador de sus vidas, apagando el fuego de Dios sin recibir una buena forja y endurecimiento en el aceite o agua del Espíritu Santo de Dios, Jesús el que nos llena de su gracia y amor. Juan el bautista invitaba a la gente que se pusieran en sus manos, porque solo él, tenía el poder de forjar sus vidas, y convertirlos útil para el reino de Dios.
Dios les bendiga
Agradecimientos: F. Delgado
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