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Magnificar a Jesucristo

 Magnificar a Cristo 


Filipenses 1:20 Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.
Ahora debemos preguntarnos qué quiere decir “magnificar a Cristo”. El verbo magnificar significa engrandecer. Tal vez nos preguntemos cómo puede ser magnificado Cristo, dado que El es infinitamente grande. Según Efesios 3, las dimensiones de Cristo, es decir, Su anchura, longitud, altura y profundidad son inmensurables. Sus dimensiones son tan vastas como las del universo. Sin embargo, a pesar de que Cristo es tan vasto, extenso e inmensurable, a los ojos de la guardia pretoriana del César, El no era nadie. A los ojos de ellos no existía tal persona llamada Jesucristo. Sin embargo, Pablo magnificaba a Cristo, es decir, lo engrandecía a los ojos de los demás, y en especial delante de aquellos que lo custodiaban en la cárcel. Esto hizo que algunos de ellos se convirtieran a Cristo. Hallamos un indicio de esto en 4:22, donde Pablo habla de los santos de la casa de César, lo cual comprueba que incluso algunos de la casa de César fueron salvos debido a que Pablo magnificó a Cristo.
En el tiempo en que Pablo estuvo encarcelado, los romanos despreciaban a los judíos. Los romanos eran los conquistadores, y los judíos, los conquistados. Entre los conquistados se encontraba un hombre llamado Jesús. Aunque El es ciertamente grande y maravilloso, no significaba nada para los romanos. Pero Pablo, mientras se hallaba en una prisión romana, magnificó a Cristo a tal grado que lo hizo grandioso a los ojos de aquellos guardias.
Nosotros también debemos magnificar a Cristo en nuestro diario vivir, de tal modo que El sea engrandecido a los ojos de los demás. Puede ser que sus compañeros de trabajo o de estudio menosprecien a Cristo. Puede ser que aun lo ridiculicen o tomen Su nombre en vano, quebrantando así el tercer mandamiento. Por consiguiente, usted debe hacer que otros vean a Cristo, no de manera insignificante, sino agrandada, magnificada.
Asimismo debemos magnificarle en nuestro hogar. Es probable que los padres de algunos jóvenes aún no hayan creído en Cristo y que incluso lo menosprecien. Por lo tanto, ustedes jóvenes tienen la responsabilidad de hacer que Cristo sea agrandado ante los ojos de sus padres. En lugar de conformarse con predicar a Cristo, deben magnificarlo. Debemos ver que no solamente necesitamos la vida, sino también el vivir. Si nuestro diario vivir es apropiado, Cristo será engrandecido ante los demás.
permitamos que los demás vean la grandeza de Cristo en nosotros.

Filipenses 1:19-20 Porque sé que por vuestra petición y la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi salvación. Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.
Podemos magnificar a Cristo en situaciones donde es difícil, o aun imposible hablar acerca de El. Aunque los maestros no tengan libertad de predicar el evangelio a sus estudiantes, pueden magnificar a Cristo en sus aulas. Pueden engrandecer a este Cristo a los ojos de sus estudiantes. No creo que Pablo tuviera la libertad de predicar a Cristo en la cárcel. Al contrario, él se encontraba muy limitado y bajo una estricta vigilancia. Sin embargo, pese a tales circunstancias adversas, magnificaba a Cristo en su cuerpo, y procuraba con toda confianza magnificarlo siempre.
Pablo declaró que Cristo sería magnificado en él, o por vida o por muerte. Sin importar lo que le sobreviniera, ya fuera que siguiera viviendo o sufriera el martirio, él mantenía el firme propósito de magnificar a Cristo. Pablo magnificaba a Cristo en su vivir, lo cual significaba magnificarlo por vida. Ahora, mientras esperaba el martirio, también lo magnificaba, lo cual significaba magnificarlo por muerte. Por lo tanto, Pablo magnificaba a Cristo en su cuerpo encarcelado y encadenado, o por vida o por muerte. Esto no era una mera doctrina para él, sino una verdadera experiencia de Cristo.
En Filipenses 1:19 Pablo habla de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo. Si permitimos que la abundante suministración del Espíritu opere en nosotros, nuestro diario vivir no será el mismo. Sentiremos la carga de magnificar a Cristo siempre y con toda confianza. Al magnificarlo, los demás verán Su grandeza y lo ilimitado que es El. 
Magnificar a Cristo de este modo, sin duda alguna, equivale a vivirlo.

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