NOVENA A
MARÍA SANTÍSIMA
DE LOS REMEDIOS
PATRONA DE LA VILLA DE CÁRTAMA
Por la señal de la Santa Cruz….
ACTO DE CONTRICCIÓN
PRIMERA ORACIÓN
Para todos los días a Dios Nuestro Señor
Eterno Dios Todopoderoso, Señor del Cielo y de la Tierra, Suma bondad, uno
en Esencia y Trino en Personas, que con la gracia y operación de tu Espíritu
Divino, preparaste el cuerpo hermoso y el alma preciosísima de la gloriosa
Virgen y María Santísima Señora Nuestra, para que mereciera hacerse digna
habitación y celestial palacio de tu Hijo Unigénito en el mundo, llenándola,
colmándola y enriqueciéndola en todos los instantes de su vida de indecibles
gracias, dones y méritos, para que fuese trasladada en cuerpo y alma a los
Cielos, y exaltada sobre los nueve Coros de las Jerarquías Angélicas, y
colocada en la primera silla a la mano derecha del Rey de los Reyes y Señor de
los que dominan, y desde esta altura viese y remediase nuestras necesidades:
por aquella gloria que tuviste en este día, y experimentaron los Príncipes y
Ciudadanos de tu Corte, te suplicamos, Señor, rogamos y pedimos, que por la
intercesión piadosa de tan Divina Patrona y Abogada, seamos liebres de todos
los males espirituales que nos rodean rituales y corporales que nos rodean, y
de la eterna muerte que nos amenaza por nuestras culpas, dándonos un eficaz,
estable y firme aborrecimiento de ellas, y un verdadero y puro amor de tu
hermosura, para poder celebrar, alabar y bendecir dignamente la gloria de la
Santísima Madre del Supremo Rey de la Gloria y Altísimo Señor de las virtudes,
que contigo vive y reina verdadero Dios, en unidad del mismo Espíritu Santo por
todos los siglos de los siglos. Amen
Oración para el primer día
EN LA LEY DE LA CULPA
NO COMPRENDIDA,
SOIS CONCEBIDA.
HACED, VIRGEN INTACTA,
QUE NUESTRAS ALMAS,
DEL HORROR DEL PECADO
SE MIREN SALVAS.
SALVE, MARÍA
DE ESTE PUEBLO PATRONA
ESCLARECIDA
La Concepción de María Santísima exaltada sobre el Coro de los Ángeles
Piadosísima Señora y Madre nuestra, Reina de los Ángeles, exaltada sobre el
primero de aquella pureza más que Angélica, que llenó de gracia el primer
instante de tu ser: te suplicamos afectuosamente nos alcances de tu Santísimo
Hijo el remedio de nuestras almas, el amor verdadero de la pureza en
pensamientos, palabras y obras, para que merezcamos alabaros y bendeciros en
compañía de estos Príncipes, custodios nuestros, por todos los siglos de los
siglos. AMÉN
AQUÍ SE HACE LA DEPRECACIÓN
Lectura del santo evangelio según San Lucas (18,9-14):
En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí
mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás: «Dos hombres
subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo,
erguido, oraba así en su interior:
“Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones,
injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana
y pago el diezmo de todo lo que tengo”. El publicano, en cambio, quedándose
atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el
pecho diciendo: “Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”. Os digo que este bajó a su casa justificado, y
aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla
será enaltecido».
Palabra del Señor
TERCERA ORACIÓN
PARA TODOS
LOS DÍAS
Soberana Emperatriz de los Cielos, alegría y recreo de sus Cortesanos,
Señora de las Jerarquías Angélicas, Cielo del Cielo, animado Trono, Templo y
Sagrario vivo de la Santísima Trinidad, Altar excelso del refugio humano,
Tesorera del poder Divino, Mar de todas las gracias, Río de las piedades y
misericordias, Pozos de aguas vivas, Fuente señalada y sellada de todos los
Remedios, Iris de las iras de Dios, Cándida Paloma que trajiste al Arca de tu
Iglesia la mejor oliva de la paz, Nave del Mercader Divino que desde las
alturas del cielo condujiste al Mundo el Pan de los Ángeles para que lo
comieran los hombres, alivio de los necesitados, consuelo de los afligidos,
salud de los enfermos, estrella fija de los que navegan, guía segura de los que
caminan, y en una palabra, Madre de Dios y Madre de tu Pueblo, fiel remedio y
medicina de todos los males: por aquella gracia con que tuviste nueve meses al
Verbo Divino encerrado en tu virginal vientre, y por aquella gloria con que
fuiste recibida en el Cielo de tu Hijo Santísimo, festejada y celebrada y
aplaudida de los nueve Coros, de sus santos Príncipes, tus nobles vasallos, y
exaltada sobre todos ellos al Reino Celestial: a ti, Señora, Madre misericordiosísima,
al ti clamamos tus humildes hijos, principalmente por la exaltación y extensión
del Nombre de Jesús y de su Iglesia, por la salud, acierto y felicidad de la
Cabeza visible de ella el Sumo Pontífice, de nuestro Prelado Ilustrísimo, de
tus sacerdotes y ministros. A ti
suspiramos tristes y afligidos, consoladora y remediadora del mundo, por el
remedio, consuelo y alivio de todas nuestras tribulaciones y necesidades,
especialmente aquellas que nos obligan más para los ruegos, clamores y súplicas
de esta novena, si ha de ser para honra y gloria de Dios y bien de nuestras
almas.
AMÉN.


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